domingo, 18 de marzo de 2012

# GENTE QUE SE ALEJA II #


















# GENTE QUE SE ALEJA II #

Nos fuimos, dejando la lluvia caer
y abriendo los brazos al frío,
corrimos por un sendero
de piedras y cerraduras,
olvidamos los laberintos
y lo que nos costó cruzarlos
¿será que tiramos el equipaje de la memoria
o que la muerte nos alcanzó de repente?
Ya no nos escapamos de nada,
ya perdimos el miedo,
ya no tenemos nada que arriesgar,
ya nos extraviamos de nosotros.
La soga siempre fue nuestro collar,
pero esta vez pateamos la silla,
afirmamos con templanza insulsa
que todas las lejanías se marcaron a fuego
dejando la tierra de nuestra piel estéril
y no nos apercibimos,
dejamos que el agua arrasara el puente,
nos fuimos, dejando el aire para otro suspiro
y entrando de bruces al infierno
que nos sonreía inapelable.
Nos adentramos en nuestras tinieblas,
decoramos nuestro hogar u hoguera
con otra vida imposible,
navegamos entre turbulencias
y destinos absurdos,
tal vez imbuídos por alguna mano
despiadada y cansina,
flotamos por sueños y pesadillas
y aun sabiendo lo que perdimos,
logramos encallar, sin derrotero,
en otra habitación de futuro
donde nos encontramos
con otra leve esperanza,
con otra forma de cuerpos,
con otro calor o fiebre
y como nunca antes, despertamos felices,
yo se que para ambos fue así.
Pero de cuando en cuando,
la temeridad o el espejo del pasado
me acerca a mi mesa tus nostalgias
y después de tanto tiempo,
apenas me sorprendo de que todavía
sigan siendo iguales a las mías.

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