sábado, 30 de enero de 2016

# PARA LOS NOCTURNOS #



# PARA LOS NOCTURNOS #

Esta noche para los nocturnos,
para
nadie
más.
Que los transeúntes devotos del sol
guarden sus almas para el amanecer
demagógico, prolijo, excelso.
Hoy sólo los noctámbulos agitarán sus
raíces resecas y por una vez no devorarán
sus entrañas buscando una razón
para darle sentido a la razón.
sus luces de penumbra hilvanarán en un destello
una sombra genuina por cada historia de fracaso
y le darán desvelo al futuro
para que nunca se duerma en las manos
fétidas de los titiriteros del reloj.
Esta noche para los que brindan en la oscuridad,
para los perdidos, para los desahuciados
y para los que no saben donde encajar.
Esta noche las nubes grises correrán
más rápido que el viento y envolverán
a la luna en un desconcierto psicotrópico
que alterará su brillo y su romanticismo
fijado por algún tipo que jamás le preguntó
si le importaba las aristas del amor.
Esta noche para los nocturnos,
esta
noche
y
nada
más;
para no llamar la atención,
para pasar desapercibidos,
porque así lo prefieren ellos,
hacerse y deshacerse,
chocarse y fundirse
lejos de la realidad
en un
silencio
oscuro
con su
propia
oscuridad.

lunes, 4 de enero de 2016

# TEORÍA SOBRE LOS OLVIDOS #




# TEORÍA SOBRE LOS OLVIDOS #

No me acuerdo bien mi vida,
tengo hondos espacios en blanco
donde deberían haber recuerdos nítidos.
Otros huecos son negros y desérticos,
la memoria se acurruca en esa oscuridad,
se niega a hurgar por ciertos recovecos,
por fortuna o desconcierto.
De grandes historias sólo queda una
imagen sepia, una foto borrosa y arrugada
donde los rostros que antes eran familiares
ahora son apenas un boceto dibujado
por una mano torpe, ebria de olvido,
enraizada a un concepto efímero del vivir.
¿Será que la desmemoria ataca al azar,
quitando retazos de nuestra existencia?,
tal vez es una defensa de nuestro sistema,
tal vez lo haga para que nos acostumbremos
a la idea de que un día ya no estaremos
ni en cuerpo ni en nada ni en nadie.
¿Un simulacro de la muerte en pequeñas
e indoloras fracciones?
no suena mal, nuestro último suspiro
puede exhalar lo que nos resta de conciencia,
de sentido, de norte y sur.

Después de eso, nada.
Nada.

¿Y si no fuera al azar?,
¿y si la desmemoria nos arrancara
con una meticulosa mano quirúrgica
porciones claves del mapa
de nuestro ser?
eso suena a tortura,
a broma
o a dios.

Después de eso,
mierda, qué importa.