miércoles, 21 de enero de 2015

# GENTE NADIE VII #




# GENTE NADIE VII #

Los cauces se pavimentan
porque el tiempo así lo dictamina,
por otro camino nos iremos para siempre.
Cruzo los parajes de la oscuridad
y sigo la luz del viento
escuchando la canción de algún
cantor destartalado,
miro hacia el cielo y recuerdo
que todavía está allí,
en su cuadro eterno, que en mi,
no tiene dioses ni paraísos;
pensalo bien, ¿para qué habría de haberlos?
En un mundo donde la muerte se llama lunes
y la cárcel se llama trabajo nada es posible
sin deshabitarnos, sin desteñirnos
sueño por sueño, sin clavarnos adrede
las puntadas profundas del cansancio.
Pero qué va, nuestros pies no se paran
por el simple hecho de que sería
demasiado sencillo.
Lo difícil es mantener el fuego, no apagarlo.
Aunque si, a veces es mejor incinerarse,
arder desde los cimientos hasta
la punta del alma. Sea como fuere,
la validez depende de tu empeño,
de tu voz desde vos
sin asideros espirituales
o membresías de cortesía,
sin un mentor que te susurre al oído
o un monitor que te ordene a ultranza,
pensalo bien, ¿para qué habría de haberlos?

lunes, 12 de enero de 2015

# ¿QUÉ ESPERABAS, IMBÉCIL? #




# ¿QUÉ ESPERABAS, IMBÉCIL? #

Ni Pessoa ni Benedetti han venido,
esta noche quedamos solos,
el alcohol, la poesía y yo
sin pena en el espejo
ni hablando de mi no ser.
Es práctico el lápiz y el papel,
sirve para decir aunque no se sepa,
aunque ya no creas en nada,
aunque la verdad ya no cotice en el alma.
A veces uno escribe y piensa:
¿será este mi último verso?
si así fuera, ojalá sea el mejor,
pero claro, nunca lo es.
Sirve, quizás, para no detenerse
o para rendirse en cada renglón,
uno siempre puede elegir
mientras no le falte valor.
Ni Bukowski ni Miller han venido,
esta noche no obtendré respuestas,
¿qué esperabas, imbécil?, me dirían.
Ellos no son más que ellos mismos
y yo soy yo o quien quiera que sea.
Dame algo para vivir y para morir,
algo donde los caminos se crucen,
que sea una droga,
y que su puñalada dibuje una sonrisa
mientras todo lo demás
se desangra irremediablemente
sobre mi último verso
que claro, no es el mejor,
ni nunca lo será. 

viernes, 2 de enero de 2015

# LA LLUVIA NO PUEDE CON EL VIENTO #




# LA LLUVIA NO PUEDE CON EL VIENTO #

La lluvia no puede con el viento,
hay que tener eso en cuenta
cuando hablamos de la rendición,
de la blasfemia de nuestro empeño,
de la noche vacía, de las horas largas.
Somos viento, a veces soplamos con un brío
desgarrador, como buey de arado
queriendo escapar para siempre de su labor;
otras veces, brisa, que apenas si despeina,
que susurra, que dice si la oyen bien,
que esparce sonetos sin rima,
que apenas si se siente, que transita.
Somos pasajeros, lo dijo Neruda, lo dije
y lo digo yo, pasajeros;
transeúntes tímidos o voraces,
que arrasamos o nos ocultamos,
que queremos y olvidamos y nos olvidan,
noctámbulos conscientes
sin la dicha del imbécil,
pero siempre degradados,
perdiéndonos, viéndonos pasar,
sulfatados, quemados al sol
del tiempo que nos ve pequeños;
aun así querellantes,
casi intransigentes,
desprevenidos mirando al frente,
con cierto ostracismo,
con cierto desvelo.
La lluvia no puede con el viento,
hay que tener eso en cuenta
porque eso es bueno.