viernes, 2 de enero de 2015

# LA LLUVIA NO PUEDE CON EL VIENTO #




# LA LLUVIA NO PUEDE CON EL VIENTO #

La lluvia no puede con el viento,
hay que tener eso en cuenta
cuando hablamos de la rendición,
de la blasfemia de nuestro empeño,
de la noche vacía, de las horas largas.
Somos viento, a veces soplamos con un brío
desgarrador, como buey de arado
queriendo escapar para siempre de su labor;
otras veces, brisa, que apenas si despeina,
que susurra, que dice si la oyen bien,
que esparce sonetos sin rima,
que apenas si se siente, que transita.
Somos pasajeros, lo dijo Neruda, lo dije
y lo digo yo, pasajeros;
transeúntes tímidos o voraces,
que arrasamos o nos ocultamos,
que queremos y olvidamos y nos olvidan,
noctámbulos conscientes
sin la dicha del imbécil,
pero siempre degradados,
perdiéndonos, viéndonos pasar,
sulfatados, quemados al sol
del tiempo que nos ve pequeños;
aun así querellantes,
casi intransigentes,
desprevenidos mirando al frente,
con cierto ostracismo,
con cierto desvelo.
La lluvia no puede con el viento,
hay que tener eso en cuenta
porque eso es bueno. 

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