# CRISÁLIDA #
y desde una lejanía incierta
una luz ecuánime se proyecta
y deja diáfana la crisálida
que nos sumía en la hibernación
con sabor a metal.
Una seña de los cuerpos,
una clave develada,
la fase siguiente de un absurdo sentido,
un cuento que cuenta una historia
brillante de no ser falaz.
Callados de tanto silencio ya
danzamos en paz,
ocultos de todo bullicio encarnizado,
buscando ser vitales
dentro de funerarios sistemas
que cuajan los huesos desde su
simiente primigenia.
Nadie querrá saber si todo es un sueño,
las bocas se abrazan sin más que decir
o se parten en mil pedazos,
estar donde uno quiere estar
sin versos predictivos
ni derroteros prefijados,
concluyendo con un hola y un adiós
para no postergar lo que
creemos y necesitamos.
