jueves, 3 de noviembre de 2016

# LA BESTIA #



# LA BESTIA #

Como un nudo en la garganta, quizás como la soga que tambalea un cuerpo vencido, algo aprieta, danza y se anida en lo profundo, en las parcelas deshabitadas del alma. Tal vez todos la sienten, desde el animal primitivo al robótico transeúnte desprevenido y atestado de nada. Una raíz para todo karma, una aguja fina y ardiente que pincha de vez en cuando y que de un instante a otro nos arrea haciendo surcos en la tranquilidad de un momento risueño, en la esperanza que nos dice que tendremos algo mejor, o en el amor, si, en el amor. ¿La bestia nació con nosotros o de nosotros?, ¿le dimos voz a su anhelo de desastres?, ¿alimentamos acaso su ira descarriada con total soltura o con mera indiferencia?, muchos no oyen su murmullo mientras los devora, algunos pocos pueden ver, en el insomnio del pensamiento, como se acicala después se acertarnos una dentellada rapaz. Qué forma tiene sino la de todo golpe existencial, la de un silencio que no se puede compartir, la de un reloj que corre con villanía. A mi me llueve de vez en cuando, me cae como una tormenta muda desde la morada inapelable del olvido donde lo quise desterrar sin suerte. He visto sus uñas  filososas desgarrar rostros inermes, la he visto resonar en discursos megalómanos, la he visto en templos santos, la he visto en lo mundano y en lo surreal, hasta clamando concordia, hasta besando mi mejilla, hasta llamándose libertad sin vergüenza, si, la he visto. Se engulle la historia y la vomita y la vuelve a tragar y la defeca... Nos va matando pero nos necesita vivos. Es la bestia, ese es el nombre con que la nombro, y no razona y no siente y no duerme, respira en alaridos funestos, palpita en temblores iracundos, babea mares espesos, observala bien, está delante tuyo y por detrás, llamala como quieras. Tenela presente.
Es la bestia. 
La bestia.