lunes, 18 de noviembre de 2019

# EL FIN (día tres) #



# EL FIN (día tres) #

Sudor frío que moja hasta el infierno de los rincones maltrechos de su cabeza, sus piernas como relámpagos se agitan por el llano asfalto gris y un patrullero bruto a su caza no ofrece concesión.
¿Será él el culpable o el sistema o su infancia o la raÍz de todos los males o todo o nada? Los jueces juzgan según su bolsillo y su filo impasible en la mirada, qué les va importar si sos hambre y frío por la noche, qué les va a importar si esa mañana de tormenta te clavaron a fuego el odio en la espalda como si fuera un demonio que siempre tuviste que llevar a cuestas. Qué les va a importar si sos culpable o inocente, qué les va a importar si sos
vivo
o
muerto.

Se escucha un tiro, quizás al aire, quizás a la cabeza. Pero él es torbellino que no se detiene, corre o vuela, el viento arrastra el ulular de las sirenas policías que poco saben de encantamiento y amor. Ahora es araña que trepa por un edificio en ruinas, sube y sube como queriendo tocar el cielo con las manos. Se escucha otro tiro y este fue al corazón, pero como que a uno le llega el momento en que ya ni eso le queda, la herida fue leve.

Llegó a la terraza vestida de escombros y soledad, el salto al techo contiguo es imposible, a lo lejos pero cerca se escucha el traqueteo de pasos armados, en su boca gusto a metal y a amargor. No hay futuro posible, el cielo no se deja abrazar por sus dedos ansiosos, los pies que acechan se hacen más pesados y ruidosos.
Mira el abismo a sus pies, mejor morir que volver a la cárcel, la caída se ve infalible y mortífera, la voz de alto ya se escucha en sus oídos. Siente miedo otra vez, da un paso y toca la orilla del hormigón. Es un momento único, es preciso y eterno, no cualquiera tiene el saber de morir de un instante a otro, le encuentra cierta gracia y se hunde en el cinismo, lo rodean, el miedo gana y se paraliza. Es reducido a golpes, más de la mitad innecesarios, su mirada queda borrosa y su rostro magullado. Mancha el patrullero con sangre, esa es su pequeña venganza, los vigilantes charlan y ríen a propósito de su tontería de querer ser libre. Él calla y espera. Sus muñecas escuálidas quieren deslizarse entre las esposas, pero esta vez no hay forma, están hinchadas de tanto golpe. Mientras escucha las burlas, él calla y espera, ya listo para volver a empezar.
En el fondo de su mente,
más libre que nadie,
ya planea su
próxima
huída.


martes, 21 de mayo de 2019

# EL MIEDO (día dos) #




# EL MIEDO (día dos) #

La libertad, la pulsión del viento
que pega en su cara, el humo
que entra y sale, pitadas hambrientas
y miedo, miedo siempre, miedo a la policía, miedo a los golpes, miedo a los barrotes, miedo al silencio que habita tras ellos,
miedo
siempre.

La ciudad duerme el sueño que él jamás conciliará, por la mañana hasta parece que hay algo de esperanza para todos, incluso para un convicto. Recorre calles semi vacías,
mira las bolsas de basura,
encuentra algún festín y harapos,
desayuna sobras,
se viste de alguien. Ladrillo a ladrillo,
casi sin querer, construye un futuro en algún lugar, imagina amor y tranquilidad, un borrón para el pasado y ojos que ya no lo asedian más. Un murmullo que es casi una risa, quizás una compañía,
quizás un abrazo.
Un vagabundo lo saluda y le pide una moneda, un perro pasa junto a él y no le ladra, está solo pero no tanto, es un habitante, una persona normal, trata de convencerse, respira profundo, mira al cielo y se pregunta ¿por qué no?

La respuesta no se hace esperar,
por la esquina dobla un patrullero,
y si. Siempre,
miedo
siempre.

viernes, 17 de mayo de 2019

# LA HUÍDA(día uno) #



# LA HUÍDA #

-  Día uno -

Corrió certero y más rápido que la pila de calendarios que le quedan por cumplir, bautizó la huída en un descuido de los vigilantes, sus muñecas finas deslizaron por entre las esposas. Desde la infancia pudo escaparse de esas novias castigadoras alegando delgadez o malcomer.
La oscuridad fue su manto camuflaje,
las estrellas lo guiaron por el descampado, atravesó los charcos y patinó por el moho, se fue más lejos que su alma alguna vez,
dio bocanadas de aire como si no fuera gratis y por si lo volvían a atrapar.
Respirar tras los muros de cemento y las rejas de metal llenan de herrumbre los huesos, de cal el tiempo, de cieno la vida. Hace frío en los pies descalzos y cuajados,  su destino no tiene nombre, su hogar no tiene lugar,

¿hay algo de mundo para él?

Un vagabundo sin reloj, ya sordo de las sirenas que lo quieren cazar, si no las imagina todo el tiempo las siente durante la siesta endeble con un ojo monitor entre abierto. Hace años que no sueña, ahora menos. Pasó la noche y el sol salió sin moraleja, día uno con vida pensó, encontró un pucho en el suelo, por ahora la urgencia es más sencilla y humana, pedir el fuego y nublar sus ojos y su mente
con
el
humo
de
un
cigarrillo.

sábado, 11 de mayo de 2019

# EL HOMBRE COLORIDO #




# EL HOMBRE COLORIDO #

El hombre colorido prefiere el color azul,
se queja de los que se quejan y
asegura que todo tiempo pasado
fue mejor.
Prefiere la emboscada ideológica y
 la represión a la revolución, bajo su puente nunca pasa demasiada agua y no se equivoca aunque esté equivocado. Quiere mirar todo, es avizor y plaga, ama dar cuenta de su razón irracional, construye su odio desde el miedo y la intolerancia.

Predicador de supercherías, héroe cotidiano y autorreferencial.

El hombre colorido adora el arco iris sólo si está de moda, sólo por tener de qué hablar. Se nutre del absurdo, de la foto frente al espejo, de su piel de Narciso, del fracaso ajeno, de la pena que da y no siente. Dice lo que hay que decir cuando nadie quiere oirlo, está de más y no le importa, sonríe por demás con una mueca grotesca y cínica.

Prolífico de la autocompasión,
del "algo habrán hecho",
de la rutina diaria de la estupidez.

¿Y qué podemos hacer contra él?

No ser como el hombre colorido
es un buen comienzo.


viernes, 22 de febrero de 2019

# JOSÉ, EL DE LA QUIMERA #




# JOSÉ, EL DE LA QUIMERA #

De donde nació la muerte
surgimos nosotros,
con menos que nada
en el estante
y un desvelo de muchas
noches inciertas
que no llegan a amanecer.
Damos la vida en cada paso
y las huellas que dejamos
temen perderse en el olvido.
Cuando nos percatamos
que teníamos los hilos
sobre nuestras cabezas,
ya era tarde,
ya eramos danzarines grotescos,
ya eramos pertrechos mandados,
ya eramos serviles de un poder
inoculado
en algún
tiempo remoto.
Nos dieron las instituciones,
los establecimientos
y lo establecido,
la cultura y las baratijas,
el billete en la cabeza,
los momentos para el amor
y la caída profunda del después.
Nos hicieron creer que nos dieron
más de lo que nosotros dimos.
Ahí perdimos. Nos rendimos.
José, el de la quimera,
en un estrago de melancolía,
miró el panorama,
dobló hacia la izquierda
y se adentró en el laberinto
oscuro de la más vieja
utopía
de
revolución,
ojalá me deje
un espacio
junto
a
él.