miércoles, 5 de junio de 2013

# HONDURA II #




# HONDURA II #

Desde las aristas de la oscuridad primigenia,
donde, como una sombra perenne,
las llagas de la existencia se manifiestan,
despertamos palidecidos e intransigentes
con un pragmático pesimismo.
Surgimos de las velas consumidas
y de los patíbulos siniestros
y allí nos vemos
sabiendo que las buenas razones
no son nada porque al fin y al cabo
la calavera exime y manda.
Erguidos o encogidos estibamos
el veneno, el humo, las dentelladas rabiosas,
la tempestad, el cinismo, las cicatrices,
el descorazonado presentimiento;
y el consuelo afable del sueño,
el amor, la piel tersa,
el arco iris sin lluvia,
la dignidad de algún día,
la melodía del beso.
Todo extraño y brillante, 
todo perdido en su algún lugar,
en su viaje sin portavoz.
Todo bajo el escrutinio
tristemente infructuoso
de la mente de mis versos.