lunes, 12 de enero de 2015

# ¿QUÉ ESPERABAS, IMBÉCIL? #




# ¿QUÉ ESPERABAS, IMBÉCIL? #

Ni Pessoa ni Benedetti han venido,
esta noche quedamos solos,
el alcohol, la poesía y yo
sin pena en el espejo
ni hablando de mi no ser.
Es práctico el lápiz y el papel,
sirve para decir aunque no se sepa,
aunque ya no creas en nada,
aunque la verdad ya no cotice en el alma.
A veces uno escribe y piensa:
¿será este mi último verso?
si así fuera, ojalá sea el mejor,
pero claro, nunca lo es.
Sirve, quizás, para no detenerse
o para rendirse en cada renglón,
uno siempre puede elegir
mientras no le falte valor.
Ni Bukowski ni Miller han venido,
esta noche no obtendré respuestas,
¿qué esperabas, imbécil?, me dirían.
Ellos no son más que ellos mismos
y yo soy yo o quien quiera que sea.
Dame algo para vivir y para morir,
algo donde los caminos se crucen,
que sea una droga,
y que su puñalada dibuje una sonrisa
mientras todo lo demás
se desangra irremediablemente
sobre mi último verso
que claro, no es el mejor,
ni nunca lo será. 

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