domingo, 18 de marzo de 2012

# FORMAS DE LA MUERTE #













# FORMAS DE LA MUERTE #

No tengo nada para decir,
pero escribo
y me envuelvo en los renglones
porque me están pidiendo
lluvia o resolana,
alguna historia,
otra mentira,
cualquier vislumbre
o canción de la noche.
Algo que desdoble las formas establecidas
de sus líneas francas e inexpresivas,
algo mínimo que arranque la cordura
de su estructura recien nacida del cuaderno.
Verán, procuro ser sincero, mis dedos impolutos
justifican que no lucho garabateando,
no hay bestias que salgan de mi boca
y que griten rabia o amor, pena o algarabía,
ni siquiera alguna insolencia de siempre
que no duerme entre tanto sueño que sueña,
las luciérnagas me guiñan indiferencia
dejando a mi semblante sin sombra,
las manos, de tan heladas, no pueden
maniobrar versos y hacerlos incienso,
la luna, cuándo no, mira de soslayo
y no me baja una estrella.
Así, entre poco y nada que doy,
prosigo a callar,
a dejar la lapicera donde nadie la vea,
ni yo ni la verguenza ni el universo,
la tinta se derrama,
me borronea, me despinta,
desconoce esta miseria,
este preámbulo al vacío,
este decir de palabras que no son
soga ni precipicio,
el papel me mira con extrañeza
y arde, me despide, se hace ceniza
y al compás de un viento silencioso
la imaginación se sepulta para siempre
en el aire que conjura la oscuridad
que sabe reconocer a la muerte
cuando se presenta inexpugnable
en una de sus tantas formas impensadas.

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