martes, 10 de enero de 2012

# CÓMPLICES #



















# CÓMPLICES #

Es como si nos cuidáramos desde la niebla,
desde los laberintos donde nos enredamos sin remedio.
El paso dejó de ser firme cuando la suerte nos soltó
la mano en el desierto de lo impensado,
cuando la idea de vivir sin preceptos
se volvió una escalera sin final,
cuando descubrimos el rostro taciturno
que nos acechaba desde la tristeza,
y aunque nos quedásemos solos de repente,
sabía que nunca moriríamos en el abandono.
Habrá un copa dispuesta a brindar por nuestro destino
y una canción que dejará muda a la nostalgia,
nos veremos, poco a poco, viejos y cansados
y el mundo estará cada vez más cerca del infierno,
pero el alma seguirá llena de memoria.
Colgaremos nuestras banderas sin patria
en recónditos pasajes, en distintos corazones,
construiremos nuestros hogares en la pendiente
donde danza el viento y el abismo,
pero igualmente, así de incorregibles,
nos llamaremos al convite, a la celebración,
a la risa atemporal, a la conspiración tácita,
un día, quizás, desentendamos nuestras razones
o no coincidamos en los mapas,
y tal vez llegaremos a romper promesas,
a desmantelar juramentos,
incluso a mentir tonterías o mandamientos,
después nos alejaremos buscando
alguna esperanza perdida,
alguna ensoñación de esas que nos borraron
las pesadillas y que extravíamos,
pero siempre sabremos claramente
cuales serán las manos amigas
que en la última noche de luz
nos tenderán el calor preciso
que podrá desterrar definitivamente
a la muerte, que no será más
que el beso frío de la soledad
que nunca habrá podido congelarnos.

No hay comentarios: