jueves, 4 de agosto de 2011

# UN PERRO DESCOLORIDO #


# UN PERRO DESCOLORIDO #

Mi alma es un perro descolorido
que perdió la rabia y los credos,
callejero de abandonos y designios
quiso romper el collar y dejar
de ser un lazarillo,
quiso ensordecer los silencios
que llegaron amordazados,
quiso dejar de verme
y de comer del hambre
que le dio mi mano.
Un día, mundano como otros,
mordió mis penumbras,
vomitó mis huesos,
abrió una brecha en mi pecho
y escapó por la ratonera
de mis olvidos
¿Mi cansancio lo cansó
o esta tinta de hartazgos?
lo claro es que se dejó
la corteza herida de los años,
pero no la fuerza que imponía
ante los tropiezos repetidos,
se dejó pequeñas luminarias
de viejas noches,
pero no la llave que puede
con todos los cerrojos,
se dejó apenas un fulgor
de obsolecencia,
pero no todo lo que hecho en falta.
Mi alma es un perro descolorido
que así, sin más,
partió en una cometa
y fue a buscar su jauría,
su vida en otras vidas,
su luna llena para siempre;
no haré de esto una nostalgia,
pero si lo ven cruzar
como fantasma nocturno
o sombra de mediodía,
como calavera de sueños
o ventisca de verano,
avísenle que todavía
le debo un arco iris,
entre otras tantas
cuentas pendientes.

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