martes, 9 de agosto de 2011

# EL AZAR Y LA IMPRUDENCIA #


# EL AZAR Y LA IMPRUDENCIA #

Ya no puedo, hoy ya no,
tropecé con mis escombros
y ya no se si la cautela
sirve para tratar de vivir
o para sentenciar la muerte,
sólo tengo claro que
la imprudencia es la palabra
que resurge de mis cenizas,
por eso, no es de fuego ni tiene alas,
no la enarbolo, no es virtud,
pero escribo las paredes de mis pasadizos
con ella y la tinta no se corre
porque está mojada de memoria
y de cosas que no quiero recordar,
esas paradojas hacen eternidad.
Esta imprudencia,
esta necedad,
de cuando en cuando
cierra puertas o rompe muros
y apenas se distinguir
que es lo más provechoso
y es que hay sitios a donde mejor
no llegar o no volver jamás,
y hay murallas que, una vez rotas,
se te pueden volver encima;
aun sabiendo eso, sigo tentando a la suerte.
Mientras los dados están en el aire
improviso mi estrategia
como mintiendo que se lo que hago,
grito mi jugada al viento
callando más riesgos que certidumbres
y así dispongo mi azar que no es sabueso,
que no sabe de cálculos ni alertas,
que simplemente sonríe en las coincidencias
y no evoca los hechos como inapelables
cuando duelen
ni se justifica
en decir que todo es así,
que todo así resultó
porque eso quiso el destino;
ese que, dicen, algún día
nos colgaron como un letrero
que no podemos ni debemos leer.

No hay comentarios: