domingo, 27 de noviembre de 2011

# MIRADAS A LA ESPERA #









# MIRADAS A LA ESPERA #

Estoy estático en el flujo de las horas,
el mundo gira sobre el cemento en sus zapatos,
sus ruedas, sus corrientes virtuales
y yo abro un estuario con aires imprecisos,
como con palabras, como sin ellas.
Puedo ver más cuando nadie me ve
(cuando nadie nos ve)
y descubrir la magia sin la necesidad de aplausos
y hacer, de insulsos pedazos de papel,
llaves de relatos
y hablar un poco de la nada desatendida
que invocamos en nuestros quehaceres
que nos empañan sigilosamente
(te estoy mirando),
en nuestras lágrimas que encharcan
los pasadizos de escape
(te estoy mirando),
también en lo que callo cuando
me caigo dentro de la profundidad de mi cabeza,
en lo que grito a voces
desde mi frágil utopía desdentada.
Ahora mismo me poso en tu silueta,
quiero que se vuelva diáfana, para así descubrir
las reseñas justas que servirán de guía
para huir del laberinto que nos embaucó,
ojalá supiera si ambos estamos perdidos,
si ambos extraviamos los mapas y los pies.
De tanto reparar en las fauces del corazón enraizado
lo demás quedó escarchado, prendido a los rincones
de telaraña y polvo seco,
aunque el fulgor de otro farol llame,
pecaré de negligente, seguiré sorbiendo el mismo veneno
que una vez pareció miel y consuelo,
quizás los espejismos no sean terminales.
Debo arrancar los hilos que tensan el miedo,
cruzar las turbulencias como si supiera
pilotar barcos sin derrotero,
tragar de un bocado todo el agua del mar
y vomitarlo sobre el infierno resplandeciente,
apagar las velas que enseñan la oscuridad,
destrozar las puertas encadenadas,
desquiciar al ruido, infectarlo de silencio,
llegar a donde alguna vez todo fue claro
y sencillo como una estrella pintada en la noche,
quedar enfrentado a los fantasmas de uno mismo,
quizás vencer, quizas perder;
después abrir los ojos como por instinto
y encontrar tu sonrisa a la espera mirándome
(porque yo te estoy mirando)
desde el espejo sin dudar y con toda
la vida fugaz por delante.

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