jueves, 5 de mayo de 2011

# EL LABERINTO SIN BRÚJULA #



# EL LABERINTO SIN BRÚJULA #

Cualquier ruta me lleva,
cualquier veneno abarca mi pecho.
El pensamiento no yace encriptado,
revolotea, nos moja la sien
y lo eludimos,
lo pintamos de postergación,
pero permanece siempre
en el mismo lugar
mostrándonos lo que somos,
diciéndonos lo que ya sabemos;
asintiendo locura
y jugando a la sinrazón
en la desbandada
de nuestras contradicciones
que aparcamos en el armario
que no tiene llave,
porque al borde del abismo,
la arrojamos.
Tenemos esa ética
que nosotros mismos
inventamos entre cultura
y vida casi real,
casi mía, casi tuya,
y nos planteamos
de qué miedo se envuelve,
de qué hambre se alimenta,
de cuánto, cuánto dolor
se enfermó para estar hoy
dormida y sin fortaleza;
por supuesto,
las preguntas retóricas
sólo traen más pensamientos
que brotan para decorar
el laberinto sin brújula
en el que un día,
sin más,
nos vimos inmersos.
Y después de tanta debilidad
dejamos que la conciencia
y sus correctivos
no nos afecten,
nos regocijamos
con la sonrisa de ignorar,
partimos el corazón en dos
y empezamos a sentir
sin tanto reproche,
sin tanta convicción,
sin saber, aún sabiendo,
y perdidos como recien nacidos.
Por eso,
en cualquier ruta,
bajo cualquier veneno,
tal vez,
nos encontremos.

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