# RELOJES DE MARZO III #
El reloj de marzo cuenta los veranos
y duplica los inviernos,
le dicta caducidad a las horas
y vísperas de vejez prematura
al cuerpo y alma,
escribe más ayeres que mañanas
y más repeticiones que progresos,
avanza lento si quiere,
marcando el ritmo
y robándose los pasos,
lanza campanadas al aire
y gritos de despertador,
puntualiza tardanzas
como nunca
y aleja lejanías
como siempre,
no es que no avente alegrías,
no es que no traiga un abrazo,
lo que reside es mi culpa,
no puedo ignorar el tic-tac,
no puedo callar los relojes
que activan
la alarma,
no es la muerte y su persecusión,
si no hay salida:
no vale la pena correr.
No puedo ignorar el tic-tac
ni esa maldita idea
que nos obliga
a situarnos en el tiempo
como si fuera nuestro.
El reloj de marzo cuenta los veranos
y duplica los inviernos,
le dicta caducidad a las horas
y vísperas de vejez prematura
al cuerpo y alma,
escribe más ayeres que mañanas
y más repeticiones que progresos,
avanza lento si quiere,
marcando el ritmo
y robándose los pasos,
lanza campanadas al aire
y gritos de despertador,
puntualiza tardanzas
como nunca
y aleja lejanías
como siempre,
no es que no avente alegrías,
no es que no traiga un abrazo,
lo que reside es mi culpa,
no puedo ignorar el tic-tac,
no puedo callar los relojes
que activan
la alarma,
no es la muerte y su persecusión,
si no hay salida:
no vale la pena correr.
No puedo ignorar el tic-tac
ni esa maldita idea
que nos obliga
a situarnos en el tiempo
como si fuera nuestro.
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