sábado, 12 de marzo de 2011

# DE NOSOTROS #


# DE NOSOTROS #

Irse al infierno
no es tan difícil ni tan lejano,
es abrir la puerta,
cruzar los brazos,
seguir los pasos del reloj
o aceitar un engranaje.
Prender la televisión
es como cerrar los ojos,
rechazar los prohibido
es como no pensar la razón,
otro infierno,
otro más,
ahí vamos,
nos espera
aunque querramos cielo,
aunque nos mostremos laboriosos,
fecundos y fieles,
el infierno nos espera a todos
desde el nacimiento
hasta la última milésima de luz,
aguarda, nos mira atentamente
como si fuéramos predilectos,
vivaces y únicos,
nos espera porque sabe de
nuestra
llegada
cuando plantamos bandera
en una pesadilla,
cuando edulcoramos
la puñalada del sentir,
cuando desmitificamos
nuestro valor.
No inventemos el cielo,
la felicidad no tiene sitio
ni jurisdicción privada,
no hay residencia donde
ronde la alegría,
lo que somos, si sentimos,
es volátil,
existe en ningún lado
y
punto.
El infierno nos sigue a la par,
el cielo está perdido,
no hay merecimiento
ni justicia poética,
no hay vestigios de utopía
ni jaulas de acero,
las cartas están sobre la mesa,
hay que tener fe en la suerte
o suerte sin fe,
un poco de azar es inevitable,
pero sabemos la verdad,
todo lo demás
depende
de
nosotros.

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