viernes, 3 de mayo de 2013

# QUE NADIE DIGA NADA #




# QUE NADIE DIGA NADA #

Y ya nadie es el mismo. Yo tampoco. 
Aunque las raíces siguen arraigadas
el fruto es distinto,
quizás más dulce, quizás más amargo
debatiéndose entre florecer
o marchitarse para siempre;
y es que el mundo se precipita
a su postrera oscuridad
y casi sin avisarnos eso 
nos volvió tristes 
de un tropezón a otro.
A partir de ahí se empieza
a querer menos para desconfiar más,
a afrontar la realidad para
no despertar desamparado
de un soñar estupendo.
La carne llama, la piel siente,
el dolor siempre existe y se reinventa.
La voz de la conciencia desdobla los valores,
nos crece como un alarido incesante
que puede con todo el griterío del silencio.
Quiero huir de este juego ignominioso,
de esta vida procaz,
de este ir y devenir,
de este tumulto de sin sabores,
sin sentidos, sentimientos permitidos
y que nadie diga nada.
Que los jueces frívolos
ardan en sus altares,
que los pensadores guarden
sus conjeturas para otro negro estío,
que los que han de extrañarse(al extrañar)
absuelvan por una vez la estupidez,
que los que aman este vivir
sigan su marcha feliz hacia el futuro
sin reparar en los que saltan por la borda.
Quiero huir en una desbandada impredecible,
en un rayo sin estruendo ni cielo,
en un cansancio de hartazgo definitivo,
en el camino de un último verso
y que nadie diga nada
porque en algunas ocasiones
no hay nada que decir.

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