viernes, 31 de mayo de 2013

# GENTE ENTRE LA NIEBLA #




# GENTE ENTRE LA NIEBLA #

Una lluvia de niebla, como un manto,
se manifiesta con jactancia
y el albor no sale de su asombro,
la gente entre ella perdida
no es otra cosa que fantasmas
errantes y absortos en su aura aciaga
casi ceguera, casi tentación de muerte.
Al mirar la ventana empañada
sólo vemos nuestro rostro esmerilado
inquiriendo si volverá a ser el de antes;
y es que una vez que la niebla 
se mimetiza dentro y fuera del cuerpo
la oscuridad del alma se vuelve inapelable
y nada parece proyectarse.
Podemos vociferar, llamarnos a los gritos,
implorarnos socorro, pedirnos clemencia,
pero nadie se arriesga a salirse de su camino,
de su metro cuadrado, de su conformidad,
de su miedo ortodoxo, empírico
y los llantos y los gemidos 
se van multiplicando(por miles y miles) 
y se hace imposible ignorarlos.
Es una música disonante,
más bien una cacofonía aterradora.
La sangre y la desesperación toman parte,
los cerebros sufren espasmos,
las venas se abren en canal,
los cuellos crujen y se desdoblan,
las sienes se alimentan de plomo.
Tengo miedo, yo, un fantasma de carne y hueso,
trago mis lágrimas, me esgrimo contra la muerte,
pero la niebla se traga todo, todo, todo
y me arrastra, me arrastra, me arrastra.

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