domingo, 12 de febrero de 2012

# SER INVISIBLE II #


















# SER INVISIBLE II #

Ahora, más que nunca, todo se ve calmo,
alguien clavó el silencio en los albores
que nacieron de la última borrasca.
Respiro tu aliento y el sol me vuelve al alma,
aunque no sirve de linterna ni de espanto para el frío.
Hoy, sencillamente,
la revuelta del corazón frénetico se detuvo
y el espejo retrovisor
quedó empañado para bien de la memoria,
porque de tanto recordar,
uno vuelve al presente hambriento y engañado.
La ansiedad dio un paso al costado,
ya no vale de nada enloquecer de vez en cuando,
si la cordura, en su regreso, es cada vez más y más
definitiva y carcelaria.
Ya no constituyen nada mis manos
cuando intentan ensamblar
los mitos de la alegría,
no hallan las formas ni los moldes,
quedaron enredadas y maltrechas,
se dejaron vencer, se dejaron solas.
Los recodos que eran nuestros escondites
se llenaron de maleza,
las estrellas alumbran con sombra
los caminos que nos alejan,
tal vez así debiera ser,
tal vez alguien dictamina lo que ha sido
y lo que se aproxima inexorable,
pero si el destino nos tiene apresados en
sus renglones cuadriculados,
quisiera ser un borrón sin huella,
y que no quede dicho nada de mi,
que todo lo premeditado en los cruces
de la causalidad y la suerte
desaparezca en un suspiro blanquecino,
que cada cálculo exhaustivo,
que cada destelllo predeterminado,
que cada roce o mirada o sonrisa
presentida con antelación
se esfume en un relampago fugaz
y que todo mi esfuerzo por ello
jamás se rememore
ni en tu piel, ni en tu amor,
ni en tu nostalgia,
que mi vida sea invisible
y que ya no exista ni siquiera en mi.

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