martes, 14 de febrero de 2012

# MIRADAS A LA ESPERA II #


















# MIRADAS A LA ESPERA II #

Fue como si nada porque había silencio,
de esos que se erigen inquebrantables,
pero el mundo perdió su órbita,
nadie se percató, pero se despedazó
en hebras interminables,
finas como lágrimas copiosas
de un cielo tempestuoso,
un cielo que moría sin sol,
sin nubes, sin paisaje.
El suelo era el que pisaba,
inundaba la piel de asfalto
enmarañado en suciedad,
toda la basura hacía de harapo,
toda la basura era alimento y veneno,
la cabeza revoloteaba en una vorágine
de calles de antaño ya gastadas
de nunca más volver a concurrirlas,
de botellas que conjuraban la saliva
y la risa que juntas parecían incandescentes
y que ahora ardían, cada cual, a solas.
Después todo era más confuso,
ir hacia atrás obnubilada el rastro,
ya no se qué fue lo que se quebró,
ya no se qué se ahogó en el abrazo,
ya no se, ya no se, el por qué
de este despertar cada vez
más ruidoso, ya no se por qué
el trueno que rompe el mar
y los ensordecedores alaridos
por las mañanas,
como terrores intransigentes
que arrinconan el alma en la oscuridad,
el alboroto convive con el sueño,
duerme entre estridencias cíclicas,
la rueda destruye y grita,
peregrina con su estampida infinita,
pero como dije,
de repente y como si nada,
todo fue silencio,
de esos que nadie se anima a romper
y bastó sólo un cruce de miradas.

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