sábado, 30 de marzo de 2013

# EN LA FRONTERA DE LA PESADILLA #



















# EN LA FRONTERA DE LA PESADILLA #

Estoy en la frontera de la pesadilla
y aunque sepa que todo es una ilusión
igualmente el temor hierve por dentro.
Un fantasma diminuto acude con su violencia
y yo permanezco inmóvil, me sacude con sus
garras etéreas y no tengo reacción.
El espejismo se hace cada vez más verídico
y afuera, allá, en la vida real
donde se que existo tenuemente
en bocas que dicen algo de mi
y en besos que ya borraron
el camino de mis labios,
en palabras de cuentos
y en calles que saben mis pasos
las cosas prosiguen
con todo el sentido de lo normal
(que es el más grande sin sentido)
cada quien en su lugar en el tiempo,
en su paz que merma,
en su infierno predilecto,
en su escrúpulo,
en su decir y callar,
en su vencida victoria,
en su nada compartida,
en sus intermitentes destellos
de estrella de nocturna.
Es tonto, pero aunque reniegue
del barro que me invade allí,
siempre quiero volver y volver,
hundirme de nuevo en el asfalto
que es agobio, letanía oscura
y perderme en la fiebre de la muchedumbre,
en ese sobrevivir, en ese desfallecer,
en ese latido perezoso,
en eso que no termino de entender,
en eso que no termino de amar.

Por eso abro los ojos sobresaltado,
dándole golpes al aire para despertar

y por fin el fantasma había desaparecido
o quizás simplemente se había vuelto mundo.

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