jueves, 22 de noviembre de 2012

# EL FIN #



# EL FIN #

Las palabras y los pasos siempre fueron a tientas,
pero de cuando en cuando uno se atreve a pensar
que todo puede ser diferente y mejor,
por eso remonta un barrilete
aunque haya augurios de tormenta
y mientras danza en el aire
la decepción se ve lejana,
hasta que llega dando un portazo,
gritando a voces, cambiando el sueño
por un insomnio imperecedero,
así, como una daga furtiva,
que atraviesa con la misma ferocidad
el corazón y la cabeza.
Y después sólo quedan las cicatrices
que no son más que libros blindados,
archivos taciturnos, biografías breves,
allí es donde almacenamos toda la vida vestida de muerte,
allí es a donde volvemos cuando nos hallamos
perdidos en la niebla, allí nos inventamos
un refugio o un placebo o un destino cierto,
allí es realmente en donde aprendemos.
Sin ese escondite
nos llenamos de abrazos de nada,
de mapas inconclusos,
de borradores y borradores y borradores
que van a parar al basurero,
de pasadizos tenebrosos
que hierven por dentro,
de días grises que se niegan terminar,
y deseamos empezar con el fin,
pero el fin viene y va,
no nos da el gusto de ser previsible,
no se anuncia con antelación,
por supuesto que no,
se asoma por el horizonte
con su mirada gélida
y contempla la función y aplaude y ríe,
toma nota, se relame y espera.

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