# CARTAS CONTRA LA AMNESIA DE UN SUICIDA #
Escribiré cartas contra la amnesia de un suicida
para que recuerde por qué llegó a deliberar sobre esa instancia.
Le daré versos sobre las calles más tórridas del infierno,
sucias mentiras sobre los benévolos que pacifican el mundo,
poemas de sangre infecta, de jeringas y borracheras,
de vómitos y catalepsia, de todos nosotros queriendo ser mejores,
pero cayendo y cayendo en nuestras mortuorias pasiones,
de todos nosotros sirviendo veneno en las copas
para brindar y brindarnos un dolor hermoso,
de todos nosotros amándonos en el filo del puñal
de la venganza y la traición y el odio y todo lo absurdo.
Y hola a la muerte y adiós a la vida;
seres humanos, desechos fabricados por influencias
mediáticas y empíricas, masturbados por su propia decadencia,
ideando proyectos para futuros sustentables,
horas y horas por dinero y estructuras firmes,
rígidas, estables, consecuentes, plausibles.
Vos y yo y ellos, más vivos que nunca en la solitaria soledad
de ese mundo que se cree mejor sin juicio o arte que valga,
todo vacío, llenos de punto y aparte y abrazos apócrifos
y un para siempre perecedero y un te lo juro enmascarado.
Decidí por mi, dame la tristeza que merezco, eso es lo que querés
y de eso te contagias; de esa herida perenne, de ese beso placebo.
Saca pecho por tu libertad ganada, creete ese invento hecho de razón,
andate a la mierda cuando quieras, yo me di cuenta que no hace falta irse
a ningún lugar para morder el fango de la inexistencia, pero que más da,
salta, salta, dale, a eso ibas, de tanto estar dentro, querés estar fuera.
No te olvides que la realidad acontece más allá de los bonitos sueños
que de tanta luz parecen el cielo, pero nada, pensá en la verdad.
Pensá bien... Después decime vos, nuevo optimista,
qué vivir no se enfrasca en el dolor.
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