viernes, 7 de diciembre de 2012

# APROXIMACIONES DE LA MUERTE #




# APROXIMACIONES DE LA MUERTE #

Me levanto con trenes con retraso
y calendarios sin apócope,
con siestas pendientes
y aproximaciones de la muerte,
y más que nada, esto último,
con cercanía y consenso
mirando con cariño las navajas
como alguna vez supo Miguel Hernández
(el poeta de las trincheras).
Si la vida es un cable tensado,
nosotros somos equilibristas embriagados
que por momentos miran afanosos el abismo
y por otros se aferran con pavor
al acero sin dar un sólo paso.
Sin embargo, tal vez todo el vivir sea
menos que eso, y más irrelevante, y más escueto.
Ahora mismo no sabría qué decir,
aunque te mirase a los ojos con toda la verdad
en la que todavía creo.
Lo que si se, como verás, es que la muerte,
día a día, hace sus aproximaciones con sigilo
y parsimonia en una vasta variedad de facetas,
repito, no se qué tanto vale nuestra alma en el mundo,
no se de qué vale nuestro abrazo y nuestra fe,
no se por qué pisamos el suelo ni tampoco
si nuestras huellas escriben sentidos,
pero si se de qué está hecha la máscara de la guadaña:
de espejos, de minuteros, de besos de adios,
de hambrunas y saciedades, de ruiditos de tormenta,
de mentiras y sacramentos, de rabias contenidas,
de teléfonos, de espigas, de una nocturna soledad,
de unos dientes que no pueden sonreir,
de una caricia que no acaricia,
de desiertos escondidos en paraísos,
de vasos rotos, de bocas vacías,
de alquileres, de hipotecas, de gente nadie,
de tu monstruo acechándote en los sueños,
de lapiceras que nunca supieron escribir un verso,
de amores que no se dejaron amar,
de amuletos que siempre fallan,
de un dios que no es dios ni nada,
de el sol si quema, de la luna si hiere,
del universo y las galaxias,
del mundo y sus habitantes,
de la realidad, de toda esta realidad
que cada día nos maldice y golpea
como si estuviéramos hechos de piedra.

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